Aún es tiempo de alcanzar al tiempo

¿En qué parte del reloj de la vida se perdió el tiempo? Tiempo en que las autoridades tenían un honroso peso, tiempo en que a los padres se les escuchaba con respeto, tiempo en que había tiempo para compartir una mesa en familia, con una interesante conversación de sobremesa y sin la presencia del teléfono como un cubierto más en el comedor ¿Qué pasó? si siempre se han tenido obligaciones, si siempre se ha tenido que trabajar.

¿En qué momento del tiempo, el hombre se puso en el centro, se corono solo de derechos y se olvidó de sus obligaciones?

Nuestra sociedad grita, quejándose, hasta quedar sin aliento ¿Será porque los padres se olvidaron de formar seres humanos responsables, seres humanos sociables, generosos, respetuosos, gentiles, amables, agradecidos y esforzados?

¿En qué manilla del reloj, los padres se hicieron amigos de sus hijos y dejaron de ser padres, y por consiguiente se empoderó el relativísmo y la flexibilidad se volvió laxa?

Algo se ha perdido y debemos encontrarlo con urgencia. Busquemos en nuestras conciencias, no te equivoques en buscar en otros, cada uno debe buscar en su propia conciencia las respuestas.

El exilio debe ser algo muy duro ¿Pueden imaginarse lo que puede ser para Dios, para Jesús, estar exiliado de las decisiones de las familias, de los gobiernos, del Estado, de las empresas, de la educación e incluso de la propia Iglesia?

Estamos viviendo tiempos de consecuencias por muchas malas decisiones, tomadas al alero del humanismo.

Es tiempo de examinarnos, de preguntarnos en qué hemos aportado para que nuestra sociedad sea mejor ¿O solo nos hemos vuelto espectadores que se espantan y seguimos pasivos esperando que otro haga algo? Si ese "algo" debe empezar por mí, que se vuelva pandemia retomar los valores y principios que hacen solidas las familias y sociedades.

Manifestar el amor al prójimo, primeramente, en el seno de nuestras familias, en el perdón, en la verdad y en la justicia.

El reloj no se detiene, pero ¡Aún hay tiempo!