Decidamos perdonar
- Marisol Baeza

- Jun 8, 2021
- 2 min read
¿Cuánto dolor sostenemos con las fuerzas de nuestro puño, y muchas veces por años? Hagan la prueba de apretar algo fuerte con sus manos por mucho rato y luego abran la mano, de seguro sentirán mucho alivio. Es un buen ejercicio, que ayuda a entender el perdón. El puño apretado es exactamente la falta de perdón, retener con todas nuestras fuerzas, en el corazón, a una o más personas, para alimentar con intención el rencor y el rechazo. El no perdonar solo daña al que no perdona.
¿Sabían que en la antigua Roma a los asesinos los castigaban atándolos fuertemente al cuerpo inerte de su víctima hasta que el condenado moría? ¿Pueden imaginarse lo dramático de la escena? Así pasa con la falta de perdón. Nos atamos a la persona que no queremos perdonar, y el hedor del resentimiento nos envenena el alma hasta provocarnos una amargura que se roba nuestras posibilidades de ser felices.
Creo que uno de los dolores que tiene nuestra nación es el resentimiento generalizado. Hay personas que aún están atadas a historias de muchos dolores (muy valido por cierto) y siguen acuñando la amargura como un emblema del cual se enorgullecen llevar. No logran ser felices. La felicidad, está relacionada con la libertad del perdón, las personas más felices son las que deciden perdonar. Esto no es una emoción, es una decisión. Las personas que perdonan, suelen ser las más generosas , sabias, libres y, por consiguiente, las más felices.
Todos necesitamos perdonar y ser perdonados. Cuando sientas ira y deseo de auto justicia, piensa que puede haber alguien en algún sitio pensando igual que tú de ti. Regálate libertad, suelta a tu prisionero y sé feliz.




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